Hola xic@s,
He leído infinidad de veces en las revistas frases del tipo “Fulanita de tal, luce una estupenda figura”. He mirado la foto y quizás a mi no me parecía una figura tan estupenda. Son frases hechas, sí, pero ¿hasta que punto reales para quien lo escribe? ¿Quién determina cuáles son los cánones de belleza?
A diario nos bombardean con cientos de imágenes, incluso más, de mujeres y hombres de cuerpos perfectos. Cuerpos que no tienen ni celulitis pero que publicitan las cremas para acabar con ella.
¿Quién no se ha mirado alguna vez en el espejo y no le ha gustado lo que ha visto y ha pensado “Me gustaría tener menos cadera, más pecho, ser más alta”? La imagen de la campaña contra la anorexia y la bulimia es un poco exagerada en este caso, pero es una realidad. La imagen que vemos en el espejo muchas veces no coincide con la real. No nos vemos como somos sino como no nos gustaría ser, deseando cambiar partes de nuestro cuerpo.
¿Quién decide lo que es bello y lo que no? ¿Lo que es una figura perfecta o espléndida? La figura perfecta no existe, todos somos personas, somos humanos, y lo que gusta a uno no tiene por qué gustar a otros.
Las modelos de tallas grandes se han ido haciendo un hueco cada vez mayor en las revistas y editoriales. En la pasarela ya lo tenían, pero a penas tenían publicidad.
Ahora hasta son portadas y se conocen sus nombres: Tara Lynn, Candice Huffine, Kasia P, Marquita Pring, Michelle Olson, Nicola Formichetti, Solve Sundsbo, Lizzie Miller, Amy Lemons, Ashley Graham, Kate Dillon, Anansa Sims y Jennie Runk.
El caso de Crystal Renn es distinto. Una modelo que tuvo que adelgazar mucho para que ser lo que quería ser. La tiranía de los kilos y el miedo a poner en riesgo su vida le llevaron a coger peso de nuevo y convertirse en una de las modelos más cotizadas de tallas grandes, trabajando incluso con Jean Paul Gaultier, Marc Jacobs y Karl Lagerfeld. Pero Crystal ha vuelto a adelgazar, si se gusta más ahora o antes sólo ella lo sabe, lo mismo que habrá a quien le guste como está ahora o como estaba antes con más curvas.
En los 90, las curvas de las top model conquistaron pasarelas y portadas.
Pero hubo una excepción, a pesar de no tener nada que ver con los cánones de belleza de la época. Kate Moss se hizo un hueco entre las grandes con una estética de niña aun sin desarrollar y ausencia total de curvas.
La imagen exterior es solo un reflejo del interior. La felicidad te hace estar más bella cada día. Quererse y aceptarse es un paso que hay que dar y no dejarse cautivar por las imágenes retocadas de cuerpos perfectos que bombardea a todas horas la publicidad.
La insatisfacción vende millones, la felicidad no es rentable.
Bss, xris